Tan solo pedía una oportunidad de vida. El centro de animales Little Wanderers NYC, hacen un trabajo excelente al ayudar a los animales en condición de calle. El mes pasado recibieron un llamado por parte de un hombre que encontró un gatito que estaba en situación de calle en un estacionamiento industrial. A pesar de su condición, el gato era muy amigable. El hombre no lo pensó y le dio de comer de inmediato al felino que tenía una de sus patas delanteras afectadas. Allí se le ocurrió la buena idea de llamar al albergue de animales.

El centro atendió el llamado sin demora, uno de sus miembros dijo en una entrevista con el medio digital Love Meow: «El gato era tan dulce y tan sucio. Con una tormenta que se avecinaba al día siguiente, nuestro trabajador no podía esperar y corrió a buscarlo».

El gato maullaba, no solo por la necesidad de atención veterinaria, sino por el deseo que se lo llevaran del lugar. Por eso, apenas vio a este hombre, no se separó de él ni un instante, lo siguió por todo el depósito. Hasta el momento que llegaron los del centro de rescate.

No transcurrió mucho tiempo para que motivara el corazón del personal, era muy mimado, no parecía que vivió en la calle, le encantaba que lo acariciaran. Los del centro dijeron: «Nos dijeron que se acercaba a los extraños, maullando y pidiendo ayuda. Y con nosotros hizo exactamente eso«. Vinny, como se llamaba el gato, no parecía para nada incómodo de que se lo llevaran, hasta se veía agradecido con su rescatador. Posterior a la atención veterinaria ya estaba listo para ir a un hogar.

Vinny fue llevado a una veterinaria, allí se determinó que tenía dos patas afectadas. Mientras tanto, una pareja que conoció la historia de Vinny, decidió ir a conocerlo al centro. La conexión entre los tres fue inmediata, así que se fueron juntos a casa.

Una vez en casa de sus padres, Vinny, recibió por fin, la atención que tanto deseaba. Ellos lo consentían mucho, hasta le compraban juguetes, así que, podría decirse que este gato que prácticamente «hablaba», logró lo que pedía a gritos, «un hogar dónde vivir».

Todos en el centro concordaban en algo: «Es el gatito más amable, simpático y seguro de sí mismo. El personal elogia lo dulce que es, es como la melaza». No le niega su cariño a nadie, estaba dispuesto a compartirlo con todos.

Vinny, tiene un hermano gato con el que comparte aventuras y juegos, además de sus padres que los aman y cuidan con ternura. Aquellos días en la calle ya no forman parte de sus recuerdos, estos fueron suplantados por los mejores días de su vida.